En un momento concreto de A Ghost Story, un personaje recita un monólogo sobre la naturaleza efÃmera del ser humano y de su legado. Creo que son alrededor de 5 minutos más eternos y cruciales que cualquier otro plano secuencia sin diálogos, pero en el sentido más pobre posible.
En un filme como este, que es toda una experiencia contemplativa sobre la trascendencia, su asfixiante ausencia y el peso seco de la depresión, esta escena está tan fuera de lugar que casi se carga para mà el conjunto, volviéndolo efÃmeramente en una obra demasiado obvia.
Son solo 5 minutos de absoluta tonterÃa y de papilla argumental que se desvanecen en cuanto prosigue ese viaje por el espacio y el tiempo de un espectro que antaño fue un hombre. Una (casi) absoluta y subjetiva explosión de sentimientos muy alejada de la indiferencia.