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Cada Día (Michael Sucsy, 2018) — Mini crítica



Su punto de partida metafísica no está de más y se agradece, así como el tocar temas muy interesantes para un tipo de cine para adolescentes y de consumo rápido (como es el caso). Sin embargo, Cada día no termina de profundizar demasiado en las temáticas por las que pasa de puntillas y sin hacer demasiado ruido, no vaya a ser que la bruja de la moralina se despierte, y esta película es demasiado blanca en todos los aspectos como para pensar siquiera en mancharse las manos en pos del bien común.


Su anodino ritmo, y el hecho de que absolutamente nadie ni en ningún momento se moleste en presentarnos a sus personajes, no ayuda demasiado en empatizar con unas personas que van y vienen en pantalla sin más, pero especialmente con una historia que, en manos de alguien con inquietudes reales, bien podría haber sido exprimida en algo más trascendente que en la «peli cuqui» y unidimensional de turno.


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