El retorno de Piratas del Caribe con La venganza de Salazar no es más que una Coca-Cola Zero Sin Cafeína de lo que una vez fue esta saga. Trata de volver a la esencia original, pero se queda a medio camino del medio camino. Todo lo que intenta es insuficiente para recuperar el sentido de la aventura original, y ningún personaje consigue transmitir ni un ápice del carisma de las tres primeras entregas. No me hagáis hablar de Johnny Depp, porque me enciendo.
Solo la secuencia final consigue revivir, por diez miserables segundos, una magia que ya es cosa del pasado. Por favor, Disney, dejad descansar a esta saga en paz.
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