El pasado sábado asistimos a nuestro primer Phenomena Experience en Barcelona, casi un año después de haberse inaugurado este evento que cualquier amante del séptimo arte no debería perderse por nada del mundo. Os describimos a continuación nuestra experiencia rememorando el pasado en el cine Urgel de la ciudad condal.
26 de noviembre de 2011, 18:50 horas de la tarde aproximadamente. Sobre esa hora un servidor se dirigía hacia el cine Urgel de Barcelona con motivo del programa doble que entra dentro del evento Phenomena Experience, al que jamás había tenido la oportunidad de asistir. En él, y cada cierto tiempo, se proyectan películas de la década de los 70, 80 y 90 en versión original subtitulada que previamente se han anunciado en agendas culturales, pero sobre todo en su página web y en redes sociales.
Mi primera vez consistía en más de cuatro horas de auténtico cine, con las proyecciones de Indiana Jones y la Última Cruzada de Steven Spielberg, y Jungla de Cristal de James McTiernan. Cuando llegué al cine, sin embargo, me esperaba una media hora larga de cola que, a las siete y media de la tarde, daba prácticamente la vuelta a la manzana.
No sorprende el éxito de una propuesta tan estimulante dentro de una mundo tan estancado como el del cine. Phenomena cumplirá su primer aniversario el próximo mes de diciembre, un año repleto de éxitos y sesiones multitudinarias tanto en Barcelona como más recientemente en Madrid. La nostalgia juega mucho a su favor, pero el evento va mucho más allá de volver a ver clásicos del séptimo arte en la gran pantalla en copias de 35 mm. algo cascadas (un detalle que sin embargo parece no importar a nadie que asiste a la proyección).
En la actualidad, creo que ir al cine se ha vuelto un acto tan normal y rutinario que parece haberse convertido en un componente más de una cadena de montaje. La decreciente media cualitativa de las grandes producciones de Hollywood que pueblan gran parte de las salas, y la explosión de las multisalas de centros comerciales sin ningún tipo de encanto parecen estar contribuyendo en gran medida a ello, y eso que fenómenos como Harry Potter y La saga Crepúsculo hacen un bien económico tremendo a la hora de atraer de forma masiva al público a las salas de todo el mundo.
En Phenomena, no obstante, sentí todo lo contrario. Hacía años que no veía ni hacía una larga cola para entrar en un cine, ni siquiera en grandes estrenos multitudinarios de la pasada década como El Señor de los Anillos, Star Wars o la ya mencionada serie de Harry Potter. Tampoco pisaba un gran cine como el Urgel –tradicional, acogedor y reverente– desde los tiempos de los clásicos Disney de los noventa. Pero lo mejor estaba dentro: una sala de 1.800 butacas con un lleno absoluto que, junto al inmenso telón que custodiaba la gigantesca pantalla del cine, cortaba la respiración.
De repente, la ilusión que sentía de niño cuando me llevaban al cine, ese acto extraordinario que acontecía cada cierto tiempo, resurgió sin haberlo previsto tras la ya tradicional presentación del cineasta y principal responsable del Phenomena, Nacho Cerdà. El telón del Urgel iba descubriendo poco a poco la gran pantalla en la que veríamos resucitar a los mejores Indiana Jones y John McLane, haciéndome volver a recordar una costumbre que, con el tiempo y las multisalas, se ha perdido por desgracia: el misterio del cine y el respeto al espectador, representados en ese telón que poco a poco, mientras se descubre y las luces se van atenuando cada vez más, nos catapultan a otros mundos.
El ambiente juega muy a favor de esa ilusión que Cerdà y los responsables del evento han creado para su público, que responde con aplausos entusiastas a la apertura del telón y a la posterior proyección de las míticas cabeceras de Movierecord, anuncios de la época de las películas programadas, y tráilers en versión original de las que lo serán en un futuro.
Sin embargo, Phenomena se consolida como una auténtica celebración de un tipo de cine que ya no se hace incluso en plena proyección. Tanto el logo de Paramount como el nombre de Steven Spielberg mientras hacían acto de aparición durante los primeros segundos de Indiana Jones y la Última Cruzadaeran motivo de aplausos en la platea. También las primeras secuencias de River Phoenix, Harrison Ford y Sean Connery, al igual que los mejores instantes de la inigualable partitura de John Williams. Lo mismo sucedía con Jungla de Cristal, en las mejores secuencias de acción del film de McTiernan y, por supuesto, durante su clímax final (mención especial a la apoteosis con la que respondió todo el mundo cuando Bruce Willis dice aquello de «Yippee-ki-yay, motherfucker»).
Es probable que no sea del gusto de todos. El cine, como toda la cultura, abarca demasiados círculos en los que los espectadores se van moviendo conforme van pasando los años. Pero Phenomena Experience hace honor a su nombre: la experiencia cinematográfica definitiva, a un precio realmente asequible (entre 6 y 10 euros por dos películas proyectadas en una sala enorme) y con una selección de títulos de la que es muy complicado resistirse. Sin embargo, volver a sentir esa ilusión por ir al cine que ni siquiera recordaba, no tiene ningún precio.
El próximo 16 de diciembre, el evento cumplirá su primer aniversario con la proyección en sesión doble de Tiburón de Steven Spielberg, y Alien, el octavo pasajero de Ridley Scott. Esperemos, por el bien del cine y de salas tan míticas como el Urgel, que celebren muchos más aniversarios tanto en Barcelona como en otras ciudades españolas. Los espectadores más cinéfilos –o al menos algunos de nosotros– responderemos con todo nuestro entusiasmo.
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